Durante los últimos 20 años siempre he intentado sacarme las castañas del fuego yo sole. He intentado ser la figura indestructible. No ha funcionado. No lo ha hecho.
Me he llevado palos hasta parar de contar.
Y en los últimos años me han vapuleado como si fuera la masa de un pan.
Pero por fin estaba cogiendo todo por el mango, haciéndome cargo de mis cosas, quitándome de encima mis represiones, aceptando, con todo, lo que soy, lo que me hace.
He estado encontrando personas afines, personas que me ayudan, y aceptando, de una vez por todas, que me ayuden, que hay cosas que no puedo hacer sin ayuda, aunque a regañadientes.
Aceptando lo que me hace ser quién soy. Aceptando que tengo un trastorno límite (o borderline), que soy autista, y tengo TDAH, y un trastorno de identidad disociativo (mal llamado personalidad múltiple), y que necesito unas herramientas para gestionar todo eso, en lugar de ocultarlo, ignorarlo, o desconocerlo, como he venido haciendo hasta ahora.
He formado, encontrado, creado, mis pequeños grupos seguros, dónde puedo sentir, con mi intensidad, en seguridad, y con apoyo.
Estoy en un camino a donde puedo ser, sin represiones, yo, mi yo, el yo que fue reprimido, casi destruido del todo, tras múltiples golpes durante toda la vida, pero de especial remarcar, a principios de siglo, y en 2023.
Pero gestionando y controlando, lo malo. Sin ataques, sin crisis, sin descontroles, lo bueno en su máximo esplendor, y lo malo controlado. Y ese bueno es un caos simpático, agradable, que le da una chispita a la vida. Desordenado pero afable.
Un caos en el límite, en los bordes. Cuya existencia ayer, negaron. Dieciocho años de alexitimia ahogándolo hasta 2021… para que AYER negaran su existencia. SIETE MESES ahogándome en el vacío generado por el sentimiento de pérdida…. PARA QUE AYER NEGARAN SU EXISTENCIA… en unos… minutos de mi… me vas a decir en unos minutos de mierda, y negando, las palabras literales de lo que… negando literalmente lo que es el proceso diagnóstico, ole tus cojones macho…
Y hoy, hoy me ponen sobre la mesa, que cambie todo, que haga un esfuerzo SOBREHUMANO para cambiar todo, generar de la forma más estresante posible un orden, un control, un concierto de estabilidad, algo totalmente incompatible con mi forma NATURAL de ser, con mi caos… para ofrecerme la oportunidad, ni siquiera la seguridad, la oportunidad, de arreglar con cirugía, lo que su ineptitud, su inexperiencia, su desconocimiento, estropeó…
Para darme la oportunidad de, a base de cirugía, adaptar mi peso, mi cuerpo, a un límite establecido, por valores estéticos arbitrarios, para que me permitan una cirugía de cambio de sexo, que no sirve para nada más, que ajustar mi aspecto para cumplir, lo que una sociedad de mierda tránsfoba, espera encontrar entre mis piernas…
Porque es que al final de todo va, todo esto…
Cambiar yo para que me acepten… ahora, que estoy empezando a aceptarme, finalmente, a mis CUARENTA AÑOS, como soy, lo que me hace bien, a conocer a gente que me acepta lo que me hace bien, pedirme que quite cosas que me hace bien, y haga cosas que me hacen mal, para sentir aceptación de una sociedad de mierda, que en mis cuarenta años, no me ha aceptado y cada día, parece que en vez de aceptarme más, me pide más cambios, para aceptarme menos…
No sé si reírme o llorar, probablemente un poco de cada, pero lo que sí sé, es que ahora que empiezo a aceptarme a mí misme, lo que soy, y siempre fui, no voy a dar pasos atrás, para que me acepte nadie, y menos aún, gente que ni me importa, ni conozco.
Que os den a vosotros y vuestras mierdas, ostia puta ya.
Prefiero ser yo, a volver a llevar una máscara, por tener coño. Si para ser yo, tengo que tener pene, así sea.